Por: Tom Van den Steen
He oído a colegas hacer esta pregunta con más frecuencia de lo que están en capacidad de responder satisfactoriamente. De hecho, no se trata de poder dar respuesta a esta pregunta, pero sí, de aplicarla. En esta serie de artículos, profundizaremos en algunas ideas clave y componentes básicos que pueden ayudar a tu organización a llevar el aprendizaje al siguiente nivel y compartir parte de su propia experiencia.
El aprendizaje no es física cuántica – e incluso si lo fuera, la mayoría de las personas podría dominarlo, dado el tiempo para hacerlo.
Recuerda por un momento la ultima vez que aprendiste algo. No importa si fue grande o pequeño, si aprendiste una nueva fórmula en Excel para automatizar una tarea que de otro modo te hubiera tomado horas de trabajo repetitivo, o si descubriste después del quinto ‘por qué’ de tu hija de 5 años que no podías explicar por qué la gravedad hace que la manzana caiga del árbol.
Una vez que tengas tu última lección en mente, analízala un poco más: ¿qué sucedió? ¿qué te hizo aprender esa lección específica? ¿por qué lo aprendiste en primer lugar?
Al responder esas preguntas, reconocerás la mayoría, si no todos, de los siguientes aspectos claves del aprendizaje:
Aspectos claves del aprendizaje
1. Curiosidad
Aprendemos cuando nos enfrentamos a una situación desconocida o a un desafío que requiere una nueva habilidad. Aprendemos porque estamos ávidos de aprender, porque despierta nuestra curiosidad. Queremos demostrar cómo superar un el obstáculo que nos impide alcanzar nuestra meta. Aprendemos porque nos produce alegría tener una mejor comprensión del mundo en que vivimos.
2. Fracaso
Toda historia de éxito está precedida por un fracaso. Esto no debería ser una sorpresa: cuando no sabes cómo ir de A a B, necesitas encontrar la forma de hacerlo. Intentas 10 veces y tal vez falles 10 veces. Pero en la undécima vez encontrarás la respuesta que estabas buscando. O tal vez algo que no estabas buscando, pero que resulta ser muy útil.
La clave es no darse por vencido, apreciar el fracaso no como una prueba de tu incapacidad para llegar sino como una prueba de cómo no llegar. De hecho aprendiste algo y eres más sabio que antes, porque ahora sabes lo que no funciona y no deberías volver a intentarlo.
Infortunadamente, la mayoría de las sociedades estigmatizan el fracaso, consideran que es algo que se debe ocultar debajo de la alfombra. Cuando las personas se destacan, rara vez hablan sobre los fracasos u omiten los pasos que dieron para llegar a la cima. No te preocupes – todos lo hicieron.
Si obtienes 100% en todas tus pruebas, ¿podrías asegurar que dominas ese tema? ¿O solo aprendiste a dar respuestas a preguntas para satisfacción del profesor?
Deberíamos abrazar el fracaso y alentarnos a cometer errores, ya que es solo cometiendo errores que más demostramos sobre el funcionamiento del mundo que nos rodea. Solo así, podemos estar seguros que el camino que tomamos nos conducirá al destino deseado, y que no llegamos allí a pesar de lo que hicimos y sin reconocer otras fuerzas en juego.
3. Reflexión
Como nos encontraremos de vuelta en el punto de partida de una búsqueda después de otro revés, no debemos precipitarnos al siguiente intento. Debemos tomarnos un tiempo para reflexionar sobre lo sucedido: ¿por qué no lo logramos? ¿Qué causó el revés y cómo puedo evitar que suceda de nuevo en el futuro?
En esta reflexión, es importante no perderse en un espléndido aislamiento. Probablemente no fuiste el primero, y no serás el último, en cometer este o aquel error. ¿Qué hicieron otros frente a los mismos errores? ¿Cómo se comparan nuestros intentos con los de ellos? ¿Qué hicieron de forma diferente? Esta práctica (llamada benchmarking o evaluación comparativa en la jerga organizacional) puede acelerar nuestro proceso de aprendizaje y prevenirnos de ver un tigre en el espejo, cuando de hecho somos solo un gatito.
4. Compartir
Cuando aprendemos algo, compartir este nuevo conocimiento o habilidades produce alegría, mientras ayudamos a otros a evitar cometer los mismos errores en su proceso de desarrollo. Solo cuando hacemos públicas nuestras lecciones que otros pueden beneficiarse de nuestras experiencias y aprender de nuestras caídas. ¿Qué de bueno tiene aprender cuando esto solo sirve para reconectar algunas conexiones neuronales en nuestra cabeza?
Hay que celebrar las caídas de la misma manera que lo hacemos con los éxitos: premia los más brillantes fracasos y compártelos públicamente, desestigmatizando el proceso de aprendizaje más elemental de todos: prueba y error. Solo así podremos alentar a amigos y colegas a compartir más acerca de cómo ellos realmente llegaron a dominar el camino hacia el éxito.
Tomando prestadas las palabras de un amigo de la clase de carpintería: Estoy tan feliz de que estemos en esta clase con 10 personas practicando al mismo tiempo, cada una cometiendo diferentes errores de forma que podemos aprender colectivamente. Nunca podría haber tenido tantas oportunidades de aprender si lo hubiese hecho por mi cuenta.
Sin duda, hay mucho más que aprender como organización que como individuo. Pero si se piensa bien, los principios básicos son los mismos. En las partes dos y tres de esta serie, abordaré los dos elefantes en la tienda china del aprendizaje organizacional, antes de compartir tres elementos básicos y la propia práctica de aprendizaje en Rikolto en la parte cuatro (final).
Este artículo apareció en Rikolto.org y puedes consultarlo en su versión original en inglés aquí.
Ver otros artículos de esta serie:
¿Cómo aprendemos como organización? Parte 2